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Actualmente llevamos vidas muy activas. Vamos a trabajar, salimos, hacemos deporte… nuestro día a día no se detiene. Lo cual puede ocasionar piernas cansadas o varices (Insuficiencia Venosa Crónica) que nos impidan llevar nuestro ritmo habitual.

Según los datos recogidos por Laboratorios Cinfa, un 30% de la población sufre dificultades y problemas de retorno venoso, alcanzando hasta el 50% en la población mayor de 50 años y siendo entre 3 y 5 veces más frecuente en la mujer.

¿Qué es la insuficiencia venosa crónica (ICV)?

Es una enfermedad causada por la incapacidad de las venas para devolver la sangre al corazón debido normalmente a un mal funcionamiento de las válvulas. Esto  provoca un estancamiento de sangre en las venas.

¿Cómo se manifiesta?

Si las válvulas no funcionan, la sangre del sistema venoso profundo tiende a desplazarse al sistema superficial, con el consiguiente aumento de presión y la aparición de varices. Cuando las venas se vuelven débiles, se obstruye el flujo de la sangre y ésta se acumula en las piernas. 

¿Qué factores influyen en la aparición?
  • Edad: esta enfermedad vascular afecta al 30% de la población adulta, llegando al 50% en la población mayor de 50 años.
  • El género: la enfermedad es entre 3 y 5 veces más frecuente en mujeres.
  • Profesión de riesgo: el 70% de las personas afectadas de varices pasan más de 5 horas de su jornada laboral de pie o sentados.
  • Antecedentes Familiares: el porcentaje de padecer ICV por antecedentes familiares es del 49% en mujeres y del 29% en hombres.
  • Embarazos: durante el embarazo, el peso del útero y otros factores hormonales favorecen la aparición de varices u oros grados de insuficiencia venosa que se desarrollarán en el 40% de las mujeres al final del embarazo. Este riesgo aumenta conforme el número de embarazos de la mujer.
  • Terapia Hormonal: los anticonceptivos orales combinados contiene dos componentes, estrógenos y progestágeno. Pueden presentar efectos secundarios que incluyen la obstrucción de los vasos de las piernas y los pulmones por coágulos (trombosis venosa). Ese efecto secundarios es poco frecuente, pero es el efecto adverso más grave que ocurre con mayor frecuencia.
Con aliviar no es suficiente

La IVC es una enfermedad crónica que si no se trata desde los primeros síntomas puede derivar progresivamente en complicaciones mayores. Existen soluciones como la escleroterapia, la terapia de radiofrecuencia, la terapia con láser la cirugía de varices o el uso de antivaricosos y fitoterapia oral y/o tópica. 

Las medias de compresión terapéutica son el tratamiento no quirúrgico más eficaz, porque mejoran el retorno venoso disminuyendo la presión venosa y el edema, y además frenan la evolución de la enfermedad e incluso favorecen la curación de las úlceras venosas.